El Dedaísmo: octubre 2005

sábado, octubre 01, 2005

Exordio

Junto con el Real Madrid, N., la editorial El Acantilado y la comida mexicana, siempre he amado, por su belleza -y por ese orden-, las palabras que arrancan con la sílaba de. Una noche de la Primavera de Praga, después de varias pivos, antes de otras tantas, le confesé al señor Ernest Delaosa esa devoción. Le seduje con tres o cuatro giros (desazón, desasosiego, desaire, delirio) y deinmediato se adhirió a este cenáculo hedonista y lexicográfico, el Dedaísta, que quedará oficializado a continuación. Así, mi entusiasta compañero empezó a desenvainar, fruto de la inercia y de su también profunda -aunque hasta ahora subrepticia y desconocida- admiración, otros tantos seductores términos (desalmado, derrengado, desabrido, desencuentro).

[Noche para diletantes. Noche de terciopelo que se prolonga en el tiempo como una estación. Tic toc tic toc, pasan las horas pero permanece incólume la oscuridad, un personaje más que se refleja en el espejo del Vltava junto a la luna llena, las bóvedas arrogantes de Malá Strana y las hipnotizadoras voces dedaístas]

Inspirados por el jazz del Club de Joe, primero, radicado en Namesti Republiky; por la música electrónica del Roxy, después; por el traqueteo de los tranvías y el intercambio de insultos entre Bukowski y una señora checa muy parecida a un jugador lituano de baloncesto, más tarde, y por el silencio de nuestro refugio de socialismo real, Hostivar, finalmente, el señor Delaosa y yo estuvimos ligando hermosas palabras durante toda la noche para satisfacer nuestro Dedaísmo.

De este modo, a partir de hoy, se inaugurará este movimiento que quedará abierto a todo aquél que respete el siguiente decálogo normativo.